26 Sep
26Sep

Primero, deberíamos dejar claro por qué es necesario alcanzar la madurez, para darle un sentido al tema sobre el cual reflexionaremos hoy. Necesitamos ser maduros o alcanzar la madurez no solo por una cuestión de corresponder a Dios con fidelidad en lo que nos asigne, sino también porque, al ser maduros, representaremos con excelencia al Padre.

En 2 Corintios 5:20, Pablo expresa: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo...” Llevémoslo a un ejemplo práctico: en una relación diplomática entre países, el embajador representa a su nación, su cultura, intereses, moral, etc. Si en el lugar donde representa su país tiene un comportamiento inapropiado, dejará mal vista a su nación. Debería tener presente que todo lo que vean y digan de él, también lo dirán de su país. Nosotros, como embajadores de Cristo, si somos maduros y competentes, representaremos al Padre de manera adecuada. Esta es, en mi opinión, una razón más que suficiente para ocuparnos en alcanzar la madurez.

El título de este blog parece sugerir que es sencillo avanzar hacia la madurez, tan simple como dejar una cosa y tomar otra. Si lo pensamos bien, no está tan lejos de la realidad. Llega un momento en nuestra vida en el que la madurez está a solo algunas decisiones de distancia.

Cuando comenzamos a caminar con el Señor, al principio es difícil tomar decisiones importantes que nos lleven a la madurez de inmediato. En esta etapa, principalmente necesitamos entender algunas cuestiones básicas que despierten nuestra conciencia espiritual, para luego, recién ahí, empezar a tomar decisiones, lo cual lleva tiempo. Pero cuando ya llevamos algún tiempo con el Señor, entendemos algunas cosas y tenemos comunión con Él y con el Cuerpo, se vuelve un poco más sencillo saber qué debemos hacer para alcanzar la madurez.Si estamos en este punto de conciencia de lo que debemos hacer para madurar, lo único que nos separa de la madurez son las decisiones que debemos ejecutar.Saber qué debemos hacer no nos hace maduros, pero hacer lo que debemos hacer nos lleva a la madurez.

Escuchar la voz de Dios (saber qué tenemos que hacer) es una cosa; obedecer, es otra. En el Rey Saúl tenemos muchos ejemplos claros de que escuchar la voz de Dios no significa necesariamente que la vamos a obedecer. Dios fue claro a través del profeta Samuel, pero Saúl hacía lo que le parecía bien. Entonces, debemos entender que lo que nos hace fieles, útiles y maduros es obedecer.

Seguramente, hay decisiones que Dios te está trayendo en este tiempo y que debes tomar. Seguramente, hay situaciones sobre las que no tienes paz y sientes que debes hacer algo al respecto. Probablemente, todo esto vino a tu mente mientras leías. Yo creo que si en este tiempo tomas las decisiones que sabes que debes tomar, avanzarás hacia la madurez.

Si no ejecutamos lo que Dios nos está mostrando, permanecemos en un estado de latencia y dejamos de avanzar. No posterguemos las decisiones que Dios nos está pidiendo tomar en este tiempo. Si Dios te está mostrando que necesitas hacer cambios en alguna área porque, de lo contrario, la vida de Cristo está en riesgo, entonces debemos actuar rápidamente. Hay una razón por la que Dios nos está incomodando respecto a eso, y no sentimos paz.
Creo que, la mayoría de las veces, ya sabemos qué deberíamos hacer para que Su vida continúe consumiéndonos y conquistándonos. Saber pero no actuar no es muy distinto de directamente no saber.Una frase que escuché del profeta Yonathan en relación a esto es: "No posterguemos la obediencia".

Ser obedientes a lo que Dios nos está marcando en este tiempo es lo más importante si queremos avanzar hacia la madurez y cumplir Su voluntad. Veamos lo que dice 1 Samuel 15:22 (RVR1960): "Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros."

Amados, que estos próximos meses sean de avance de Su vida en nosotros. Que cada semana y mes que pase nos encuentre con un aumento de Su vida en nosotros. Que sea un tiempo de buscar a nuestros líderes para ser guiados en todo lo que debamos hacer y un tiempo de acompañar a nuestros discípulos para que avancen hacia la madurez.

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