18 Apr
18Apr

¿Cuánto de nosotros sabemos invertir exitosamente?

El éxito de esta acción está intrínsecamente relacionado con una sólida y buena administración financiera, y ahora nuestro punto de partida es: ¿Qué es una buena administración? (sobre esto quiero hablar en esta primera parte)

Hay dos perspectivas para comprender esto. Desde la perspectiva natural, una buena administración implica todo aquello que contribuya al orden para alcanzar un fin, que es la autorrealización. Por lo tanto, esta perspectiva humana siempre nos lleva a centrarnos y pensar en nosotros mismos, ya que el objetivo final recae en cada individuo. Luego, desde la perspectiva de la administración celestial, la buena administración se resume en tener una mayordomía fiel en la administración, es decir, reconocer que somos administradores, no propietarios, de lo que Dios nos ha dado y  en segundo lugar, implica cumplir el propósito de gestionar y ministrar sabiamente la vida que se nos ha otorgado.

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10)

El que es buen administrador de lo que el Padre le dio, conocerá las riquezas que hay en Cristo, las riquezas de la Gracia del Padre. Es en obediencia de su voluntad, donde somos dotados con un crecimiento constante de gracia, que nos fortalece y nos da alimento constantemente en nuestros días. Esa gracia se manifiesta en habilidades celestiales, nos provee con una inteligencia espiritual, nos otorga una mentalidad de gobierno, ofrece fortaleza que nos sostiene y nos brinda estructuras de capacidades superiores a las que se han presenciado en la tierra.

En el antiguo testamento se menciona que la sabiduría de salomón era mayor que la de cualquier sabio en Egipto, una sabiduría mayor que la de cualquier hombre, la sabiduría misma hace mención de si misma mencionando lo siguiente:“15 Por mí reinan los reyes y los gobernantes deciden y decretan justicia. 16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles, todos los que juzgan y gobiernan rectamente.” (…) “34 Bienaventurado [feliz, próspero, digno de admiración] el hombre que me escucha, velando diariamente a mis puertas, esperando en los postes de mi puerta. 35 Porque quien me encuentra (Sabiduría) encuentra vida y obtiene favor y gracia del Señor.” (Proverbios ‭8‬:‭15-16; 8:34-35‬ AMP)

Y al comprender que todo lo representado en el Antiguo Testamento es una sombra de lo que iba a acontecer, podemos vislumbrar de la magnitud de la inteligencia espiritual que hay en Cristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3)

Todas estas cosas nos ayudan en nuestra vocación cuando estamos alineados al llamado de expresar su vida en los ámbitos donde estamos. Cuando somos buenos administradores la expresión de Cristo se ve reflejada en nosotros cuando estamos hablando con nuestros amigos de la secundaria, facultad o del trabajo, y tenemos la certeza de que toda situación que enfrentemos podremos sobrellevarla por medio de su gracia.

Cuántas veces nos encontramos a diario con momentos de tensión, donde no sabemos cómo resolver los problemas y sentimos que la gran mayoría de las veces estos nos superan. En cierto punto es razonable pensar que estos problemas nos sobrepasan, pero, toda estructura de limitación se rompe cuando en nosotros opera su gracia.

“Todos vivimos tiempos de prueba … Y cada prueba es una oportunidad para confiar más en él, porque junto con cada prueba Dios te ha provisto una vía de escape que te sacará de ella victoriosamente.” (1 Corintios 10:13 AMP)

Como mencioné anteriormente, tenemos una capacidad celestial a causa de su gracia que habilita que su expresión sea más visible.

“28 Y sabemos [con gran confianza] que Dios [que está profundamente preocupado por nosotros] hace que todas las cosas cooperen [como un plan] para bien de los que aman a Dios, es decir, de los que conforme a su plan y propósito son llamados.”

Nuestro enfoque debe ser crecer en él, ya que Jesús fue el prototipo/modelo de lo que tenemos que hacer en la tierra y  sabemos que Cristo es la estatura del varón perfecto.

Considerando lo anterior, ¿cómo podemos llevar una buena administración financiera? Algunas de las siguientes parábolas nos pueden ayudar a entender más en profundidad para responder esto:“

14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle … 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lucas 15:14-17)

Él padeció de una recesión económica que hubo en la provincia donde estaba, también afrontó desafíos comerciales.Todo esto pueden ser lecciones valiosas sobre la falta de madurez en la administración de bienes. El hijo pródigo, al manejar mal sus finanzas, pasó de ser un heredero a un esclavo, lo que resultó en un colapso económico.

Si nuestros manejos no son propicio a lo que nos ingresa podemos terminar de heredero a esclavo. Como podremos reflejar confianza en otros si en lo que administramos financieramente no reflejamos fidelidad (Lucas‬ ‭16‬:‭10‬). La importancia en esto está en que también en que no puedo tomar decisiones si no tengo los datos claros, y para ello una planificación de presupuesto es vital.

Tener una previsión de posibles ingresos a futuros y posibles deudas nos permitirá ser más diligentes y exactos en nuestro mover frente a circunstancias, la parábola del administrador astuto es llamativa por la previsión y astucia del administrador para ver más allá del presente que le enfrentaba con el fin de resguardarse (Lucas 16:8). Por lo tanto, construir una proyección de largo sobre proyectos/emprendimientos que generen una fuente de ingreso podrá ser útil para facilitar tiempo, porque las inversiones sabias liberan tiempo; asimismo, el reconocer riesgos potenciales (deudas) es indispensable para que no tengamos ataduras a pensamientos terrenales, muchas veces somos inundados con pensamientos limitantes que no permiten que veamos más allá de las deudas, funcionan como muralla para la visión que Dios nos quiere hablarnos.

El placer de hallarnos fieles administradores en las finanzas radica en la productividad y no en la actividad. (Mateo 25:14)

Dios nos provee conforme a la fidelidad de nuestra administración. Un fiel administrador en las finanzas no tiene limitaciones, encuentra provisiones y recursos ocultas en los tiempos de Dios.

Las elecciones financieras son evidencia concreta de amor y prioridades. “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21 NVI).

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.